Spiritactual

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Aclaración.

Este blog no hara más entradas.
Hace tiempo que puse el enlace de continuación.
Por lo mismo los comentarios estan moderados.
No porque no los pueda publicar, ya que no tengo nada que ganar o perder. Ni siquiera con los anónimos.
Las entradas realizadas siempre son publicadas , no por que me dedique a mirar las vidas privadas, sino por el contenido expuesto me pueda parecer interesante y de un aprendizaje particular.
El contenido finalizó con la marcha de Sai Baba, maestro Espiritual al cual mi corazón, está completamente agradecida.
Si alguien se molesta por el contenido de Espirit desde aquí mis disculpas mas sinceras.
Gracias.
Paz Y Amor a todos los corazones.
Namasté.
Spirit.

viernes, 11 de febrero de 2011

A los que tienen una gran fe.






















No hay ninguna duda de que la fe guarda un papel muy importante en toda religión. Pero es necesario que esté motivada por razones válidas. Nagarjuna, el gran filósofo de la India del siglo II, decía que el conocimiento y la fe debían ir de la mano. Es verdad que el budismo considera la fe como fuente de renacimientos elevados y el conocimiento como fuente de la iluminación, pero también se dice que; " la fe mana del conocimiento lúcido"; dicho de otra manera, hay que saber por qué se cree.
En el budismo, se distinguen tres etapas o niveles de la fe: la inspiración, el deseo y la convicción. La fe inspirada es una especie de admiración que se siente al leer un texto, al conocer un ser fuera de lo común, al oír hablar de Buda. La fe deseosa contiene la noción de la emulación: se aspira a conocer, a profundizar, a hacerse semejante a lo que se admira. Estos dos tipos de fe no son estables, no descansan sobre un verdadero conocimiento. La fe convencida se basa en la clara comprensión de que es posible aquello a lo que se aspira. Se apoya en la razón. En los sutras, Buda pide a sus discípulos que no crean ciegamente en lo él dice, sino que confirmen sus palabras como el orfebre controla la pureza del oro golpeándolo, calentándolo, estirándolo.

El problema es idéntico con la devoción. A menos que esté sólidamente establecida, corre el riesgo de ser efímera. Algunos budistas, tibetanos o de otras procedencias, tienen una gran devoción por un maestro espiritual. Pero se les acaba de repente cuando este maestro muere. Considera que todo se a terminado y el centro de enseñanza cierra sus puertas. Sin embargo, en lo absoluto, que el maestro esté presente o no en carne y hueso no marca ninguna diferencia. El maestro representa la naturaleza última del espíritu, su compasión no está limitada por la distancia. El que reconoce esta dimensión del maestro tiene pocas posibilidades de experimentar el apego por su forma humana. Sabe que, incluso si éste ha abandonado su envoltorio corporal, desde la esfera del cuerpo absoluto, están siempre presentes sus bendiciones y su actividad. Que esté o no entre nosotros no cambia nada. Siempre es posible meditar sobre él.



"En el budismo Vajrayana, el maestro autentico con el que el discípulo entabla una relación íntima tiene como único objetivo descubrirle a este último su verdadera naturaleza. En un primer momento, la fe en el maestro permite al discípulo abrirse a una realidad más profunda y al maestro a hacer madurar el espíritu del discípulo. Al final del camino, maestro y discípulo se convierten en uno: este ha descubierto la verdadera naturaleza de su espíritu, que no es otra cosa que el " cuerpo absoluto" de Buda, conocimiento y comprensión presentes desde siempre. Por esta razón, el que se apega a la forma exterior de su maestro no comprende esta realidad y no obtiene de su vinculo con el maestro nada más que una relación con un ser ordinario. (N.del t)