Ante ti, una puerta, y tienes en tu poder las llaves que la abren.
Mi voz, todavía débil, te guía, te consuela y te anima, llevandote de la mano.
La fe es tu fuerza magnética y la oración alumbra el camino.
La renuncia a todas las creencias mundanas te mantiene alejado de ideas equivocadas que te han inculcado y pesan sobre ti.
Negarte a juzgar por las apariencias te evita perder la fe en mi omnipresente y perfecto.
El entusiasmo prende fuego a la hoguera de la purificación.
La quietud total preserva tu vitalidad, acelera y eleva la vibración de tu conciencia y espiritualiza la química de tus células.
Rendirse es muestra de tu humildad y de tu anhelo por aprender de mi sabiduría y mi fuerza.
La fuerza de mi relámpago te permitirá vivir el Renacer.
Traspasa conmigo esta Puerta y contempla con alegría la disolución de tu humanidad. Cuando así suceda, echarás una mirada atrás y descubrirás que la Puerta no ha existido jamás, era una creencia engañosa que se había adueñado de parte de tu fe, un pensamiento obsoleto, y diste en pensar que el Creador y tú pudierais estar separados. No he colocado yo esa Puerta, sino tú mismo.Por lo tanto, era irreal. Pero ya no importa, pues ha penetrado en el reino celeste donde Todo te está aguardando.
El Todo no son numerosas cosas, sino Una.
El Todo es Amor.
Amor. Un amor que no te lo puedes imaginar. Amor, la única fuerza verdadera de la creación, la Luz que tolo lo ha engendrado, el poder cohesivo que lo mantiene todo unido. Amor. El amor autentico de Dios que prometía para el corazón del ser humano. Amor, concentrado más allá de toda medida, fluyendo en el Río de la Vida más abundante. Amor, la vibración de la existencia más extraordinaria y que todo lo incluye.
El Amor vincula todas las cualidades purificadas de la mente y el corazón, al igual que el blanco incluye a todos los colores del espectro. El Amor lo abarca todo.
Al igual que no existe una verdadera separación entre tu yo humano y tu Gran Ser Cósmico, tampoco se levanta barrera alguna entre tu Amor humano y el Amor de Cristo.
El Amor de Cristo es el Amor humano multiplicado por mil, diez mil, diez millones.
El Amor humano es limitado, y el Amor de Cristo no lo es. El Amor humano puede contaminarse, volverse egoísta y posesivo; no solo es entrega, sino también gratificación personal. El Amor humano puede simularse, fingirse.
El Amor de Cristo sólo es puro; no puede mancharse en los caminos de los hombres. No puede.
El Amor de Cristo cambia todas las cosas receptivas que toca, haciéndolas pasar de la imperfección a la perfección.
No persigue ninguna meta para sí. Este poderoso Amor de Dios es la recompensa de los seres que hayan superado el pensar confuso y las creencias mundanas. Es la recompensa que he prometido si me acompañas y traspasas el umbral de esa Puerta que nunca existió. Es el nombre nuevo que llevas inscrito en la frente. Es la obediencia sumisa a la Luz que todo lo alumbra.
Pues la vida es Luz y la Luz es Amor.
Tu Alma es navío que transporta el Amor; recuerda que tu irrelevante yo humano quedaría abrasado sin su Alma.
Deja que el Alma se eleve y VIVA. ¿ Qué provecho saca el hombre obteniendo el mundo entero si pierde el Alma?.
¡Ven!
Ven a mi encuentro, del otro lado de la Puerta de Todo, en el reino sin tiempo del Ser, donde todas las cualidades perfectas de tu Gran Ser Cósmico se cruzarán y fundirán en una joya exquisita, el Amor
Mi voz, todavía débil, te guía, te consuela y te anima, llevandote de la mano.
La fe es tu fuerza magnética y la oración alumbra el camino.
La renuncia a todas las creencias mundanas te mantiene alejado de ideas equivocadas que te han inculcado y pesan sobre ti.
Negarte a juzgar por las apariencias te evita perder la fe en mi omnipresente y perfecto.
El entusiasmo prende fuego a la hoguera de la purificación.
La quietud total preserva tu vitalidad, acelera y eleva la vibración de tu conciencia y espiritualiza la química de tus células.
Rendirse es muestra de tu humildad y de tu anhelo por aprender de mi sabiduría y mi fuerza.
La fuerza de mi relámpago te permitirá vivir el Renacer.
Traspasa conmigo esta Puerta y contempla con alegría la disolución de tu humanidad. Cuando así suceda, echarás una mirada atrás y descubrirás que la Puerta no ha existido jamás, era una creencia engañosa que se había adueñado de parte de tu fe, un pensamiento obsoleto, y diste en pensar que el Creador y tú pudierais estar separados. No he colocado yo esa Puerta, sino tú mismo.Por lo tanto, era irreal. Pero ya no importa, pues ha penetrado en el reino celeste donde Todo te está aguardando.
El Todo no son numerosas cosas, sino Una.
El Todo es Amor.
Amor. Un amor que no te lo puedes imaginar. Amor, la única fuerza verdadera de la creación, la Luz que tolo lo ha engendrado, el poder cohesivo que lo mantiene todo unido. Amor. El amor autentico de Dios que prometía para el corazón del ser humano. Amor, concentrado más allá de toda medida, fluyendo en el Río de la Vida más abundante. Amor, la vibración de la existencia más extraordinaria y que todo lo incluye.
El Amor vincula todas las cualidades purificadas de la mente y el corazón, al igual que el blanco incluye a todos los colores del espectro. El Amor lo abarca todo.
Al igual que no existe una verdadera separación entre tu yo humano y tu Gran Ser Cósmico, tampoco se levanta barrera alguna entre tu Amor humano y el Amor de Cristo.
El Amor de Cristo es el Amor humano multiplicado por mil, diez mil, diez millones.
El Amor humano es limitado, y el Amor de Cristo no lo es. El Amor humano puede contaminarse, volverse egoísta y posesivo; no solo es entrega, sino también gratificación personal. El Amor humano puede simularse, fingirse.
El Amor de Cristo sólo es puro; no puede mancharse en los caminos de los hombres. No puede.
El Amor de Cristo cambia todas las cosas receptivas que toca, haciéndolas pasar de la imperfección a la perfección.
No persigue ninguna meta para sí. Este poderoso Amor de Dios es la recompensa de los seres que hayan superado el pensar confuso y las creencias mundanas. Es la recompensa que he prometido si me acompañas y traspasas el umbral de esa Puerta que nunca existió. Es el nombre nuevo que llevas inscrito en la frente. Es la obediencia sumisa a la Luz que todo lo alumbra.
Pues la vida es Luz y la Luz es Amor.
Tu Alma es navío que transporta el Amor; recuerda que tu irrelevante yo humano quedaría abrasado sin su Alma.
Deja que el Alma se eleve y VIVA. ¿ Qué provecho saca el hombre obteniendo el mundo entero si pierde el Alma?.
¡Ven!
Ven a mi encuentro, del otro lado de la Puerta de Todo, en el reino sin tiempo del Ser, donde todas las cualidades perfectas de tu Gran Ser Cósmico se cruzarán y fundirán en una joya exquisita, el Amor
