
Una tarde, Rabiya- Una famosa vieja sufí- estaba buscando algo en la calle, junto a su pequeña choza. se estaba poniendo el sol y la obscuridad descendía poco a poco. La gente fue congregando se, y le preguntaron:
-¿ Qué haces ? ¿ Que se te ha perdido ? ¿ Que estas buscando ?
Ella contestó:
- Se me ha perdido la aguja.
La gente dijo:
- Se está poniendo el sol y va a resultar muy difícil encontrar la aguja pequeña. Si sabemos exactamente donde se ha caído resultará más fácil encontrarla.
Rabiya contestó.
- Mas vale que no me preguntéis eso, porque en realidad no se ha caído en la calle, sino en mi casa.
- La gente se echó a reír y dijo:
- ¡ Ya sabíamos que estabas un poco loca! Si la aguja se ha caído en tu casa, ¿ por qué la estamos buscando en la calle ?
Rabiya contestó:
- Por una razón tan sencilla como lógica: en la casa no hay luz y en la calle aun que da un poco de luz.
La gente volvió a reírse y se dispersaron. Rabiya los llamó y dijo:

- ¡ Escuchad me ! Eso es lo que hacéis vosotros. Yo me limitaba a seguir vuestro ejemplo. Os empeñáis en buscar la dicha en el mundo exterior sin plantear la pregunta fundamental:
Donde la has perdido?. Y yo os digo que la habéis perdido dentro.. La buscáis fuera por la sencilla razón de que vuestros sentidos están abiertos hacia el exterior; hay un poco más de luz. Vuestros ojos miran fuera, vuestros oídos escuchan hacia afuera, vuestras manos se tienden hacia afuera;
por eso estáis buscando fuera. Por lo demás os aseguro que no la habéis perdido ahí , y lo digo por experiencia propia. Yo también he buscado fuera durante muchas, muchas vidas, y el día que mire dentro me llevé una sorpresa. No hacia falta buscar y registrar, siempre había estado dentro.